miércoles, 26 de octubre de 2016

LA DINÁMICA DE LA EVOLUCIÓN DE UN PECIO Y LA CONSERVACIÓN IN SITU.



En su obra clásica de la década de 1970, Keith Muckelroy (1978) define un pecio como "el evento por el que un conjunto de artefactos, perfectamente organizado y dinámico, se transforma en un estado estático y desorganizado con estabilidad a largo plazo". (“the event by which a highly organized and dynamic assemblage of artifacts are transformed into a static and disorganized state with long-term stability”).

El modelo de Muckelroy.
El primer modelo sistemático para la interpretación de la arqueología de un pecio fue propuesto por Keith Muckelroy en 1976. El modelo de Muckelroy describe la evolución de los restos materiales de la embarcación desde su concepción, el proceso de hundimiento, las subsiguientes operaciones de salvamento y la desintegración y redisposición de los restos por causas ambientales [Figura 1]. Aunque Muckelroy consideró tanto los procesos naturales como la actividad antrópica en su modelo, las investigaciones subsiguientes se han centrado principalmente en desarrollar la influencia de los factores ambientales y se ha publicado muy poco sobre los procesos obra del hombre.

Además, su modelo de procesos de transformación -por factores tanto culturales como no culturales (humanos y naturales)- que afecta a un naufragio sumergido, contempla como resultado el que un pecio, eventualmente, alcanza un estado de equilibrio y estabilidad dentro de los confines de su nuevo entorno, después de quedar enterrado bajo los sedimentos del fondo.

Estas condiciones de estabilidad pueden llegar a darse en aguas profundas (más de 75m.), con baja actividad biológica, alejadas de la pesca de arrastre y solamente en los pecios muy antiguos, en los que el proceso de transformación ha culminado y que, por otra parte, son los únicos que le interesan pues, en sus propias palabras: “La investigación arqueológica en pecios más recientes, como los primeros barcos de hierro y los vapores, es una pérdida de tiempo, porque se puede obtener más información del material en los archivos y museos que de los artefactos recuperados del fondo del mar”. ("Archaeological research on more recent wrecks, such as early iron vessels and steamships, was a waste of time because more information on them could be gleaned from material in archives and in museums than from artifacts recovered from the seabed". Keith Muckelroy, 1978). Una opinión que no es compartida por muchos arqueólogos marinos.

Sin hacer ninguna crítica al genio pionero de Muckelroy, se puede argumentar que su legado ha sido a la vez mal entendido y mal utilizado por algunos para justificar “la preservación in situ" como único modelo para la gestión del patrimonio cultural subacuático. Hoy en día el término conlleva fuertes connotaciones políticas y remite menos a una condición ambiental que a la idea de ciertos “arqueólogos modernos y gerentes de recursos culturales” de que todo lo que está en este “Edén de Preservación abismal” se debe dejar solo, pues los sitios de aguas profundas, se han "congelado" en un estado seguro de equilibrio.

Destructive cultural impacts on shallow water wrecks are, of course, reasonably well known. In addition to largescale looting, these sites can be impacted by piers and jetty construction, for instance, as well as harborworks, pipelines and dredging (Stewart, 1999: 576-77). More recently, Quinn (2006: 1420) has rejected the widespread theory that considers wrecks to exist in a state of equilibrium with the surrounding environment and acknowledges that “wreck sites act as open systems, with the exchange of material (sediment, water, organics and inorganics) and energy (wave, tidal, storm) across system boundaries. Wrecks are therefore generally in a state of dynamic (not steady-state) equilibrium with respect to the natural environment, characterized by negative disequilibrium, ultimately leading to wreck disintegration.” 


Figura 1: Esquema que muestra el proceso de formación de un pecio,
desde su concepción hasta la conclusión de la investigación arqueológica.
La fase de estabilización, que aquí se cuestiona, está resaltada en color. 

La UNESCO y el ICOMOS
Esta creencia es lo que, según algunos, se ha establecido como una política concreta en el artículo 2.5 de la Convención de la UNESCO sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático, que establece que "La preservación in situ del patrimonio cultural submarino se considera como la primera opción, antes de autorizar o emprender otras actividades dirigidas a este patrimonio". Con un planteamiento idéntico, el ICOMOS, en el artículo 1 de la Carta para la Protección y Gestión del Patrimonio Cultural Sumergido (1996), declara que "El objetivo general de la gestión del patrimonio arqueológico debe ser la preservación de monumentos y sitios in situ”. La excavación debe evitarse en favor de la investigación no destructiva, con métodos no intrusivos. (Godfrey et al, 2004).

Las negociaciones que condujeron a la adopción de la presente Convención dejaron claro que la considerada como "primera opción" era originalmente el equivalente arqueológico marino de la máxima médica de “ante todo, no hacer daño". Desafortunadamente, el principio de la "primera opción" ha sido adoptado por algunos administradores de recursos y arqueólogos como “única opción” y como excusa para justificar la ausencia de protección o de medidas de conservación en los lugares de los naufragios. En una línea muy similar a la de la Convención de la Unesco, el ICOMOS señala al respecto:

 Carta para la Protección y Gestión del Patrimonio Cultural Sumergido (ICOMOS):
 Artículo 10: Gestión y mantenimiento de los sitios arqueológicos.
-           Debe prepararse un plan de uso y gestión que detalle las medidas de protección y gestión in situ del patrimonio cultural sumergido, durante y al finalizar el trabajo de campo.
-          El plan debe incluir información pública, una provisión razonable de estabilización del sitio, monitorización y protección contra la interferencia.
-          Debe promoverse el acceso público al patrimonio cultural sumergido, excepto en aquellos casos en que el acceso sea incompatible con la protección y gestión.

Sin cumplir estas condiciones, el ideal de la preservación in situ es un mito que no siempre garantiza la salvaguarda del pasado.

El navío VASA y el acorazado MONITOR, ejemplos de éxito y fracaso en la recuperación.
Como hemos visto, la conservación in situ no siempre resulta la opción más conveniente, y casi nunca lo es en pecios en aguas someras y de reciente hundimiento. Estos derelictos están muy expuestos a la acción degradadora del mar y todavía no han alcanzado la fase de estabilización. Además en ellos resulta técnicamente muy complejo y enormemente costoso implementar medidas de estabilización y protección.
Pero, por otra parte, la extracción tampoco garantiza siempre resultados exitosos. Veamos ahora dos ejemplos paradigmáticos de grandes proyectos, uno, ejemplo de éxito y otro, de terrible fracaso.
Figura 2: El Vasa, ya expuesto en su museo


El primero, es la extracción del navío de línea más poderoso de su época, el Vasa, de 64 cañones, construido por Gustavo II Adolfo de Suecia en 1628, hundido en Estocolmo el día de su viaje inaugural y rescatado el 24 de abril de 1961. Actualmente se encuentra expuesto en el museo homónimo en la isla de Djurgården en Estocolmo. Amplios detalles del proyecto pueden ser consultados en la página WEB oficial del museo Vasa: www.vasamuseet.se 
 
Figura 3: Planta y alzado del revolucionario "ironclad" USS Monitor
Otro ambicioso proyecto, que a pesar de estar dotado de amplia cobertura financiera y mediática, es considerado por muchos como un grave atentado al patrimonio histórico, fue el llevado a cabo entre 1984 y 2000, por la NOOA (National Oceanic and Atmospheric Administration, la gran agencia federal norteamericana para la administración de la atmósfera y los océanos) para el “salvamento” del Monitor, el primer vapor acorazado con la artillería montada en una torreta. Un buque revolucionario que señala un antes y un después en la historia de la marina de guerra.
Aunque en la página WEB de la NOAA dedicada al Monitor http://www.marinersmuseum.org/uss-monitor-center se respira un aire triunfalista y de autobombo, la comunidad científica y de buceadores norteamericana ha realizado duras críticas a la actuación que, para recuperar algunos elementos significativos del barco, ha desmantelado su estructura y provocado la total destrucción del pecio. Alguna de esas argumentaciones puede leerse aquí: atlanticdivers.websitetoolbox.com..1990 ‐monitor‐project… Además, en la página WEB de Gary Gentile, uno de los más importantes expertos en pecios de la costa Este y un activista en el caso de la defensa del Monitor, pueden encontrarse referencias a varias de sus publicaciones: www.ggentile.com/shipwrecks_nautical_history_books. Su postura se sintetiza en la frase:

"Noah gave us the heritage of the sea, NOAA took it away."
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BIBLIOGRAFÍA:

(1)    Muckelroy, K., 1976. The integration of historical and archaeological data concerning an historic wreck site: The 'Kennemerland'. World Archaeology 7.3 pp 280-289. 
(2)    Muckelroy, K., 1978. Maritime Archaeology (Cambridge University Press). Pag. 157.
(3)    Quinn, R., ‘The Role of Scour in Shipwreck Site Formation Processes and the Preservation of Wreck-associated Scour Signatures in the Sedimentary Record – Evidence from Seabed and Sub-surface Data’, Journal of Archaeological Science 33 (2006), 1419-32. 
(4)    Stewart, D.J., ‘Formation Processes Affecting Submerged Archaeological Sites: an Overview’, Geoarchaeology 14.6 (1999), 565-87.

(5)    Godfrey, I.M., Gregory, D., Nyström, I. y Richards, V.,‘In Situ Preservation of Archaeological Materials and Sites Underwater’. En F. Maniscalco (ed.), Tutela, conservazione e valorizzazione del patrimonio culturale subacqueo. Mediterraneum, volume 4 (Nápoles, 2004). Pag. 344.
(6)    ICOMOS CHARTER ON THE PROTECTION AND MANAGEMENT OF UNDERWATER CULTURAL HERITAGE (1996). Ratificado por la 11th ICOMOS General Assembly, Sofía, Bulgaria, Octubre 1996.

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